lunes, 15 de marzo de 2010

Tres batallas

Tras su llegada a Francia en noviembre de 1915, Hector Munro participaría en tres batallas durante la primavera, el verano y el otoño de 1916: Vimy, Delville y Ancre.

La cresta de Vimy fue tomada por los alemanes nada más empezar la guerra, en octubre de 1914. En los primeros meses de 1916 sería objeto de enfrentamientos entre alemanes y británicos (que acababan de sustituir a los franceses en esa posición) y finalmente los canadienses la conquistaron en abril de 1917. Munro participó en los combates entablados en la primavera de 1916.

A continuación, su batallón tomó parte en los combates de la ofensiva del Somme, que se inició el 1 de julio de 1916. La orden de ataque debía ser dada por la explosión simultánea de una serie de minas a lo largo del frente. Sin embargo, una de ellas, colocada bajo una concentración de puestos de ametralladoras alemanes llamado Reducto Hawthorn, en Beaumont-Hamel, se hizo explotar unos minutos antes, a las 7.20 h. A pesar del empleo de 20 toneladas de amonal, los resultados no fueron los vaticinados. La explosión alertó a los alemanes, que conquistaron el cráter y frenaron el avance británico. La detonación fue filmada por Geoffrey Malins para La batalla del Somme, el primer largometraje documental con escenas reales de guerra. La película está incluida hoy en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO:


Se considera que el 1 de julio de 1916 fue, para el ejército británico, el más desastroso de toda su historia: 57.000 soldados murieron a cambio de ocho kilómetros cuadrados de terreno ganado. La batalla del Somme se prolongó durante cuatro meses y medio más, y las tropas de las Entente lograron recuperar, en el punto de mayor penetración, once kilómetros. Murieron 432.000 soldados británicos.

En julio y agosto, Munro luchó en la batalla del bosque de Delville, rebautizado en inglés como Devil's Wood, el bosque del Diablo.


La tercera y última batalla de Munro fue en el Ancre, donde franceses y británicos unieron sus fuerzas en el acto final de la ofensiva del Somme. Se inició a las 5.45 h del 13 de noviembre de 1916 con la detonación de 13 toneladas de amonal en el mismo lugar de la explosión del 1 de julio. El cráter, que forma la figura de un ocho, aún existe hoy. La ofensiva del Somme finalizaría el 18 de noviembre. La mitad de los soldados británicos que lucharon en el Somme no volvieron a hacerlo nunca más. Entre ellos, Hector Munro, que murió en la madrugada del 14 de noviembre en Beaumont-Hamel, principio y final de la batalla del Somme.


En los cuentos de Saki, encontramos lo más parecido a una descripción de sus experiencias bélicas en «Los pájaros en el frente occidental», que se publicó de forma póstuma en El huevo cuadrado (1924) y que contiene una referencia al bosque de Delville:

En el extremo de un bosque asolado (que se ha ganado un nombre en la historia, pero que aquí permanecerá innominado), en un momento en que la lidita, la metralla y el fuego de ametralladora barrían, azotaban y arrasaban ese abnegado lugar como si la artillería de una división entera se hubiera concentrado de pronto sobre él, una pequeña hembra de pinzón se puso a revolotear melancólicamente de un lado a otro, entre ramas astilladas y caídas en las que no quedaba una ramita verde. Los heridos que allí yacían, en caso de que alguno se fijara en el pajarito, bien pudieron preguntarse por qué algo con alas y sin ningún motivo apremiante para quedarse ahí decidía permanecer en semejante lugar. Había un huerto destrozado junto al asolado bosque, y la probable explicación de la presencia del pájaro era que tenía un nido con crías a las que era incapaz de alimentar por miedo y de abandonar por lealtad. Más tarde, una pequeña bandada de pinzones se adentró por error en el bosque, que sin duda acostumbraban a utilizar como camino de paso hacia sus zonas de alimentación; a diferencia del solitario pinzón hembra, no ocultaron en absoluto su deseo de salir de ahí tan aprisa como se lo permitiera su aturdido ingenio. El único otro pájaro que vi ahí fue una urraca volando bajo sobre los restos de las ramas caídas; «Una es dolor», dice la superstición popular. El dolor abundaba en ese bosque.


Fuentes:
PRIOR, Robin, y Trevor WILSON, The Somme, New Haven y Londres, Yale University Press, 2006.
MUNRO, H. H. (Saki), Cuentos completos, ed. Juan Gabriel López Guix, Barcelona, Alpha Decay, 2005.