lunes, 7 de junio de 2010

Activismo cristiano

En el cuento «Los juguetes de la paz» (publicado póstumamente en 1919), Saki presenta irónicamente la Asociación Cristiana Femenina como una organización que encarna el comportamiento civilizado. En el relato, Harvey Bope regala a sus sobrinos Eric y Bertie un juego con el que pretende inculcarles los valores de la paz.

     De la caja salió otro edificio cuadrado, esta vez con ventanas y chimeneas.
     —Ésta es una maqueta de la Asociación de Jóvenes Cristianas de Manchester —dijo Harvey.
     —¿Hay leones? —preguntó Eric esperanzado.
     Había estudiado la historia de Roma, y creía que donde hubiera cristianos era razonable pensar que había leones.

La Asociación Cristiana Femenina (Young Women's Christian Association, YWCA) nació en 1877 de la fusión de dos movimientos de mujeres aparecidos en 1855. El primero fue la Prayer Union de Emma Robarts (c. 1818-1877), una agrupación dedicada a la oración, el estudio de la Biblia y diversas actividades sociales y filantrópicas a imitación de la Young Men's Christian Association (YMCA), fundada en 1844 por George Williams (1821-1905) y cuyo principal objetivo era alejar a los jóvenes trabajadores londineses de la senda del pecado.




El segundo fue el movimiento impulsado por Mary Jane Kinnaird, lady Kinnaird (1816-1888), quien, entre otras cosas, creó en Londres un albergue para que las enfermeras de Florence Nightingale (1820-1910), de paso por la capital británica rumbo a la guerra de Crimea (1854-1856), tuvieran un alojamiento barato y que se adecuara a los parámetros de decencia de la época. Después de la guerra, se abrieron, en Londres y diversas ciudades, otros establecimientos para ofrecer una «cálida atmósfera cristiana» a las jóvenes que acudían a trabajar a los grandes núcleos urbanos.




La unión entre ambas asociaciones se produjo unos meses antes de la muerte de Robarts. La iniciativa cobró fuerza rápidamente; además de hogares y albergues, se crearon también comedores y centros de reunión. Bajo el impulso de Kinnaird se extendió por el extranjero, tanto por Europa como por los Estados Unidos y la India. El primer congreso mundial, celebrado en 1898, reunió a 326 representantes de 17 países.

Desde sus inicios, la YWCA combinó el fervor religioso y la acción social, entendida siempre dentro de los límites de la moralidad y las buenas costumbres. Lady Kinnaird, por ejemplo, fue una firme detractora del sufragio femenino. Durante la primera guerra mundial, la asociación participó en el esfuerzo bélico. En los años veinte, entre otras actividades, llevó a cabo campañas contra las tendencias modernas; como la emprendida contra las modas femeninas juzgadas demasiado atrevidas. Hoy es una ONG y su sede está en Ginebra.



Fuente:
MUNRO, Hector H. (Saki), Cuentos completos, ed. Juan Gabriel López Guix, Barcelona, Alpha Decay, 2005.